
Aunque le duela, sabe bien que olvidarse de su antigua vida es el único modo de mantener a salvo a sus seres queridos y a ella misma. Poco a poco se ha acostumbrado a su nueva identidad, cuando inesperadamente un día escucha una melodía demasiado familiar que tan solo conocían ella, Berta y Bosco. Un pedazo de su pasado que ella creía haber olvidado.
Desde ese preciso instante, Clara comprende que por mucho que cambie de nombre, de aspecto, de amigos o de país... el pasado la persigue y que no podrá cambiarlo.
Se da cuenta de que no puede huir para siempre...
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